Sunday, June 25, 2006

Los caminos y la pruebas superadas

Frente a cualquier situación que nos toca atravesar siempre, sin excepción, tenemos dos caminos a seguir: El fácil o el difícil. Nunca nos falta la opción de elegir, de escoger que es lo que queremos para nosotros y para nuestra vida. Una verdad o una mentira. Sonreír o llorar. Lamentarse o seguir. Aprender o ignorar. Odiar o perdonar. Caminar o parar...
Por comodidad, por miedo o por el simple hecho del "no puedo" muchas veces nos equivocamos y tomamos el camino fácil. Ese que nos hace sentir seguros o escondidos, ese que no nos hace enfrentar la realidad y que nos hace huir de lo que realmente anhelamos. Ese que nos confunde y que nos hace pensar que estamos llegando a conseguir lo que queremos cuando, sin embargo, estamos cada vez más alejados. Ese camino que no hace más que hacernos caminar en círculo, como una rotonda, que nos ubica en el mismo lugar en donde comenzamos y que, tarde o temprano, nos choca con esa realidad de la cual quizás alguna vez quisimos escapar.
Muchas veces, por más de ser concientes, de que este camino no nos lleva a ningún lado, volvemos a elegirlo porque el hecho de enfrentar el camino difícil nos aterra y no nos creemos capaces de superar los obstáculos que trae consigo esa opción. Nos sentimos pequeños ante semejantes retos, para tomar decisiones difíciles, para ceder ciertos estilos de vida, pero sobre todo, nos sentimos pequeños para tan grande madurez.
Sin embargo, puede suceder que un día nos cansemos de tan mediocre elección, y nos damos cuenta de que este camino sencillo, esta manera de obviar la realidad, nos esta haciendo perder el tiempo, y no trae consigo ningún beneficio y empezamos a tratar de revertir la situación, y no puedo negar que seguramente trae consigo tristeza, pero al final es esta opción la que nos hace vivir y es la única manera por la cual podemos cambiar lo que nos hace mal.
Vamos a tener que transitar por muchos obstáculos, vamos a llorar, vamos a protestar, vamos pasar por muchas pruebas que quizás nos hacen retroceder, una y mil veces, hasta que un día las podemos cruzar, pero al fin y al cabo es lo que va a traer consigo la felicidad, porque por cada cosa difícil, complicada o por cada lagrima que derramos logramos una experiencia y un aprendizaje. Esto nos va a haciendo cada vez mas fuertes, cada vez menos frágiles y cada vez mas seguros de nosotros mismos. Y un día, sin darnos cuenta, nos sorprendemos al ver que avanzamos una infinidad, y dejamos atrás a muchos otros que se perdieron en el camino. Y todo lo que nos hizo mal, lo que nos hizo sufrir, o lo que alguna vez nos lastimó, hoy lo miramos desde otra perspectiva y no hacemos más que sonreír y pensar que gracias a esas opciones, hoy soy así. Gracias a eso que viví hoy soy feliz, gracias a eso que aprendí, soy mas fuerte, gracias a eso que me hicieron se que puedo perdonar. Y aprendemos, con toda la seguridad, que la única manera de saber lo que nos gusta o no nos gusta es probar. Y cuando logras superar con estas opciones los problemas o situaciones que nos movilizaban nos damos cuenta de que crecimos y que estamos mejor parados en la vida y eso que nos hizo sufrir lo miramos desde arriba, porque ese problema simplemente después de mucho padecerlo, se volvió chiquito, tan chiquito que es imposible que nos vuelva alcanzar.

Tuesday, June 13, 2006

Dormir...


Al dormirse, uno se olvida de sí mismo. Y al despertarse se recuerda.
Jorge Luis Borges
Cuando estamos cansados, lo único que queremos es ese lugar que tenemos en el mundo, donde podemos recostarnos, apoyar nuestra cabeza sobre la almoahada y dormirnos.
Nuestra cama, nuestro cuarto, nuestro lugar.....
Cerramos los ojos, relajamos todas las partes de nuestro cuerpo y nos dejamos llevar por nuestros sueños. Algunos buenos, algunos malos, pero sueños en fin...
Recuperamos fuerzas para seguir enfrentando nuestra vida cotidiana...
Y nos acostamos pensando que mañana será otro día, y este será mejor que hoy.

Monday, June 12, 2006

Nadie mas que él

Cuando tenía miedo, lo único que hacía que me calme era que venga a darme un beso. Ese era mi consuelo, eso detenía mis lágrimas, eso me sacaba una sonrisa. Llegaba siempre tarde, justo antes de irme a dormir. Pero ese momento tenía cierto dejo de magia. Una mano sobre la cama, la otra acariciando mi pelo, sus labios en mi frente y su voz tranquila susurrándome al oído que duerma bien, que mañana iba a ser un día especial. Su perspectiva de ver la vida era siempre positiva, para el no había días comunes, no había rutinas, no había mas mal que el que uno se hace a si mismo.
Cuando cruzaba la puerta de mi cuarto y se detenía primero en la cama de mi hermana a darle su saludo y a expresarle lo que luego me expresaría a mí, era una sensación única... porque sabia que después se dirigía directamente a mi lado. Su saludo era imprescindible para poder dormir, para poder soñar, para sacarme mis miedos, y ponerme en su lugar seguridad.
La mirada de orgullo, la mirada de cuidado, la mirada de un te quiero... era lo ultimo que veían mis ojos antes de hundirnos en un profundo sueño. En un sueño que duraba hasta la mañana siguiente, en un sueño que me elevaba hacia otras realidades, hacia un lugar tranquilo en donde nadie me molestaba. Él, lograba esa paz en mí. El hacía de algo pequeño la cosa más grande. El estaba, lo veía... lo sentía, lo adoraba... me adoraba
Todavia antes de dormir hablo con el. Aunque ya no soy la niña que antes se arrinconaba en su pecho buscando estar segura, sigo siendo esa niña que necesita sentirlo en el corazón y necesita recordarlo de la manera que sea, imaginando que me diría en determinado momento de mi vida. Yo se que esta ahí, que me cuida, que me mira... que no me deja sola. Se que me ve crecer, que conoce mis dudas, mis miedos, mis alegrías y mis sentimientos. Quiero y anhelo creer que esta orgulloso de mi, aunque se que eso no lo voy a lograr saber, hago lo mejor que puedo para que realmente así sea. Hoy soy feliz sabiendo que me faltará su caricia en el pelo, o su beso en mi frente, pero se que todavía el me hace dormir tranquila... vigila mis sueños... y me recuerda todas las noches que mañana va a ser otro día especial...

Thursday, June 08, 2006

Las pequeñas cosas invisibles a los ojos

En un mundo cada vez mas globalizado, donde las prioridades de las personas están ligadas a intereses económicos y materiales, donde cada vez se pierde más el respeto y la preocupación por lo ajeno, donde existen guerras en que la vida humana comienza a perder sentido y juega un papel insignificante... En sociedades donde las relaciones humanas cada vez están más desunidas, donde sobra el egoísmo y falta solidaridad, donde las familias se desintegran, olvidando los compromisos y promesas que alguna vez se hicieron, donde abunda el mal humor y hay escasez de sonrisas... Yo no puedo evitar cuestionarme ¿Dónde quedo el amor? ¿Dónde están esas pequeñas cosas que antes nos parecían tan grandes?... ¿Dónde se encuentran esas personas que miraban un paisaje y se emocionaban, esas personas que se sorprendían con cosas simples, esas personas valoraban los detalles?
Hace un tiempo viví una situación que me movilizó, quizás ante los ojos de cualquier persona es algo insignificante, pero para mi tuvo un sentido mas que perturbador. Me encontraba en un shopping, esos grandes que abundan por estas épocas en nuestra ciudad, estaba en una casa de música concentrada en mi decisión de elegir que CD me convenía llevarme a casa. Cuando de repente la voz áspera y fuerte de un señor me saco de mi mundo y me hizo olvidarme de lo que estaba haciendo en ese momento allí. Este hombre "simpático" estaba quejándose porque, en dicho negocio de música, no encontraba el celular (último modelo) que le quería regalar a su mujer, en el día de la fecha, por motivo de su cumpleaños. ¡Tendrían que haber visto su cara!, parecía que le estaban dando la peor noticia del mundo... Dado a que los gritos del señor, un poco atrevido, me estaban molestando e interrumpiendo mi momento de paz, y dado a que soy un poco metida, tuve que interrumpir (por necesidad) su discusión con el vendedor para decirle, amablemente (dado que así me enseñaron), que existían muchísimas cosas para darle de regalo a la mujer que uno quiere. Después de unos segundos de silencio, pensé que me mataría, me fulminó con su mirada, pero en vez de eso me dijo "se supone que le tengo que hacer el mejor regalo y ese teléfono es perfecto aunque salga carísimo". Como me di cuenta que nada de lo que le podía decir lo iba a hacer cambiar de opinión, simplemente le regale una sonrisa y le deseé suerte en su búsqueda de "el regalo perfecto" y me dispuse a retirarme del lugar, mientras lo hacia seguía escuchando sus pedidos desesperados para que le consiguieran lo que él estaba buscando... Que estrés, ¿no?
Como este hecho ocurrió a la mañana, continué con mi atareado día, olvidando por completo a este hombre y a la preocupación que traía consigo. Salí de la facultad pasadas las siete, y emprendí mi camino de vuelta a casa. Caminé por la calle Uruguay, cruce la plaza Vicente López y llegue a la parada de mi preciado colectivo. En la fila que se formó en la parada me encontraba detrás de una pareja, que no tendrían mas que unos 30 años, ella cargaba un a una beba en brazos y el le hablaba de su trabajo, no se bien a que se dedicaba pero dado a la ropa que llevaba puesta y a las manos que tenia se ve que era un trabajo duro. Mientras que esperaban el colectivo se miraban y se sonreían, no soy bruja ni adivina, pero parecían realmente felices. Minutos después nos subimos al colectivo. Al cabo de un rato subió uno de esos vendedores ambulantes, que rondan por la ciudad todos los días buscando hacerse unos pesos, en este caso... lo que vendía era chocolates. No sé bien que fue lo que me hizo girar la cabeza para ver nuevamente a esa pareja que tenia a su beba, pero simplemente lo hice y vi cuando él le compró al vendedor la oferta que traía de tres chocolates por $2, y cuando se los daba a su mujer que lo miraba con cara de agradecida, en la siguiente parada se bajaron los tres. El resto del viaje me quede preguntándome que era lo que me había llamado la atención de ese hecho, es común que la gente aproveche las ofertas de los vendedores ambulantes... Y en ese instante fue que me acorde del señor atrevido de la casa de música, recordé su mal humor, su preocupación y su tonta idea de que para hacer un regalo a alguien que uno quiere necesita ser caro y necesita ser digital. En seguida recordé la expresión de la mujer con cara de cansada, pero sonriente, al recibir un chocolate de parte de su pareja y no pude contener sonreírme para adentro al darme cuenta que la gente a veces esta tan equivocada, buscando la importancia de las cosas y los valores de los sentimientos en los precios y no ve que un simple detalle o algo hecho con amor es cien veces mas importante.
No puedo decir que regalemos chocolates toda la vida, no puedo decir que regalar un celular esta mal... pero puedo asegurar que ese hombre y esa pareja que conoci ese día me demostraron que a veces uno se estresa por cosas tan insignificantes y no se da cuenta que con menos esfuerzo o con una muestra de amor que no tiene que ver con dinero o algo material, puedo hacer feliz el doble a una persona. El secreto esta en encontrar y saber apreciar esas cosas chicas que a veces nos cuesta tanto ver y que a la larga van a ser las que nos va a causar más felicidad.

Wednesday, June 07, 2006

Mentiras... ¿piadosas?

Existe una canción de Joaquín Sabina, que según se dice, fue escrita en honor a una ex pareja. En la canción hace alusión a que hay algunas mujeres que, a veces, prefieren escuchar mentiras piadosas (titulo del tema) antes que saber una cruda realidad. ¿Cuanto hay de verdad en eso? ¿A veces preferimos que nos adornen las cosas con flores y guirnaldas antes que saber la crudeza de una verdad? o lo que es peor aún... ¿a veces preferimos ni enterarnos de esa verdad?
Todos somos concientes que a veces las verdades son dolorosas, a veces las opiniones sinceras lastiman, a veces enterarnos de cosas que no nos gusta, nos hiere. En cuanto a mi respecta creo que no hay motivo suficiente para apoyar a una mentira. Las personas tendrían que disfrutar de la verdad, porque quizás esas verdades te hacen tropezar pero pueden evitar la irremediable caída. Nadie pide que propaguemos realidades que quizás no se pueden modificar, pero... ¿por eso es necesario mentir al respecto? Hay ciertas cosas que uno hace u oculta, quizás por miedo a enfrentar la realidad, por miedo a ser sinceros con el otro, por miedo a lastimar a nuestro prójimo y hasta por el miedo propio de enfrentarnos con nosotros mismos y abrir los ojos, para ver que tal vez no todo es como parece o tendría que ser. Uno a veces simplemente hace todo esto porque encuentran la comodidad de una linda mentira a una fría verdad. La gente a veces, no solo le miente a las personas que tenemos en frente... uno a veces tambien se miente a si mismo. Crea situaciones o vive cosas, para ocultar lo que realmente siente o lo que ciertamente le pasa... para huir o escaparse de sus realidades. Busca refugios donde esconder sus pensamientos, sentimientos y emociones. Quizás durante un tiempo lo disfruta, lo vive con placer, logra sus objetivos y consigue escapar temporalmente de esa realidad que tanto nos pesa. Pero la verdad y la realidad van de la mano y, tarde o temprano... nos guste o no, nos alcanzan y nos hacen frenar... Nos hacen parar, y se congela todo en un instante, para decirnos "abrí los ojos, mira lo que pasa a tu alrededor" y ese es el punto en que todos tememos, porque el hecho de mirar la realidad ya es difícil, pero si además te das cuenta que te mentiste a vos misma durante infinita cantidad de tiempo es todavía mas doloroso y penoso. Sentís que perdiste vida, sentís que perdiste oportunidades para cambiar lo que a vos no te gustaba, sentís que te engañaste, encontrandote enrredada en una vida que no es la tuya y de la cual queres correr... Y comenzas una búsqueda desesperada de tratar de encontrar culpables y simplemente tu cadena de respuestas desemboca en vos misma, porque vos fuiste la única culpable de querer escaparte, de sumergirte en esa mentira, que ya no te animas a decirle piadosa y la empiezas a llamar tristeza, porque inevitablemente, puedo afirmar, que de una mentira solo se puede conseguir desilusión, decepción y tristeza. Y la mentira es lo que rompe a lo único que puede unir a los hombres: la CONFIANZA, ¿sin ella que nos queda? ¿que se puede salvar?

Friday, June 02, 2006

La perdida de un ser querido

Todos sentimos miedos. Todos tenemos cosas en las que tememos. Todos tenemos preocupaciones y cosas que nos asustan. En mi opinión, algunas de nuestros temores no tienen sentido, pero nos es muy difícil no pensar en ellos. Cuando nos preocupamos por algún desastre natural que sucede del otro lado del mundo, o cuando leemos en los diarios, temas relacionados con la inseguridad del país en el cual vivimos y nos paralizamos pensando en las cosas que nos pueden suceder ¿qué sentido tiene? ¿Qué ganamos o qué podemos cambiar?... Ninguno de nosotros puede evitar que un terremoto azote China, ni podemos conseguirle trabajo a todos los desocupados del país para que no salgan a robar. Es una injusticia, claro, que sucedan este tipo de cosas pero... ¿Qué es justo? ¿Por qué preocuparnos por cosas que yo no puedo cambiar o modificar? Esto es lo que yo llamo miedo sin sentido.
Existen infinidad de miedos así, que por más que los tengamos nada vamos a poder modificar, sintiéndolos. El miedo a la soledad, el miedo a no poder estar cuando se nos necesita, el miedo a no poder cumplir nuestras metas o nuestras obligaciones, el miedo a no vivir al máximo los días, el miedo a no tener el suficiente tiempo como para poder disfrutar lo que nos dio y da la vida, y hasta, el miedo y la incertidumbre de no poder ser quien quiero ser el día de mañana, en nada se compara con el miedo (y pánico) de perder a un ser amado.
Todas las personas formamos parte de un círculo social, en donde cada hombre o mujer cumple un determinado rol en nuestra vida. Allí, encontramos, lo que lo llamo amistades pasajeras, aquellas personas con las cuales pasamos distintos momentos y compartimos distintas cosas y, si bien, existe un cariño, sabemos que en algún momento va a haber una separación o una desunión. Y también encontramos dentro de ese entorno a nuestros afectos, esas personas que amamos porque no las podemos querer más. Esas personas que aceptamos y no tratamos cambiarlas, porque así son y así las queremos... con sus diferencias y defectos, con sus virtudes y sus locuras. Son esas personas de las que hablamos con una sonrisa. Esas personas que queremos tener siempre cerca, porque simplemente tienen que estar, porque no seríamos ni iguales ni completos si nos faltaran.
El fallecimiento de un ser querido, de un ser a quien uno ama, como puede ser un amigo o un familiar, puede causar un dolor muy profundo en nuestra alma. La pérdida física de una persona trae consigo la pérdida de un oído, de una voz, de infinitas vivencias y de varias cosas irremplazables. Por experiencia propia, puedo asegurar y afirmar, que uno frente a estas situaciones se va a preguntar más de una vez... ¿Qué hubiese sido de mi vida de no haberlo perdido? ¿Qué sería distinto y qué sería igual? ¿Yo sería la misma persona? Pero por más de que existan estas clases de preguntas, yo soy fiel partidaria de que las cosas tienen una razón y si son así... por algo son, aunque a veces nos cueste encontrar esa razón y, mas difícil aún, ENTENDERLA.
El pasado es el pasado. De el nada se puede cambiar. Cada minuto que pasa es irrecuperable, no se puede cambiar ni revivir. Queda en uno continuar viviendo el hoy, con sus nuevos minutos, viviendo las nuevas experiencias y enseñanzas que ellos nos traen o seguir viviendo ese minuto que ya pasó y ya murió. Por más que se trate o que se intente nuestra mente va a querer recordar nuestro pasado. Nuestra memoria funciona así, revive a través del pensamiento y el sentimiento, el recuerdo de esa persona especial que amamos y extrañamos, de esos momentos felices que pasamos y de lo que eso nos dejo. No esta mal sentirlo, es más, sería triste si lo negáramos o lo bloqueáramos de nuestra mente. El problema aparece cuando nos ahogamos en esos recuerdos, que no son más que eso... RECUERDOS.
¿Qué hacer con el dolor? El dolor hay que expresarlo, todos nos tenemos que dar el derecho de hacerlo, de sentirlo, de sacarlo para afuera de nosotros. Pero hoy veo que lo ideal es transformarlo. Hace mucho perdí a un ser querido, un ser especial y muy amado por mi, y recién hoy creo poder transformar el dolor en una sonrisa. En una sonrisa de orgullo por haber vivido cosas con el. En una sonrisa vencedora, porque lo habré perdido físicamente, pero mis memorias con él están intactas, imborrables, intachables e imposibles de perder...
Prefiero reír que llorar. Prefiero recordar que extrañar o necesitar. Prefiero vivir sabiendo que las personas pueden faltar físicamente, pueden estar ausentes en una habitación, pero nunca jamás en nuestro corazón. Hoy, recién hoy, puedo decir que comprendí que las personas que amamos, que de las personas que estamos unidas por un sentimiento que ni la razón puede comprender, son personas que van a estar siempre con nosotros, porque ya viven en nosotros...