Mas allá de todo.
Existen lazos entre personas que son inquebrantables. Esa clase de amores que no tienen ecuación que descifrar porque simplemente "son...". Por mas que haya problemas, diferencias, situaciones difíciles que atravesar, terremotos u océanos de distancia nunca cambian. No hablamos de una parte de tu vida, hablamos de una parte de nosotros mismos. Y ese es el lazo que siento y me une con mis hermanos. Tengo dos. Soy la mas chica. Como dice mi mama "el último regalo". La que tuvo la oportunidad de crecer con dos ejemplos más. La cuidada, la que rodeaban para protegerla de las cosas malas que siempre uno tiene alrededor. Sin lugar a dudas, mis hermanos influyeron en lo que hoy soy.
Mi hermano más grande me lleva 10 años, y es unos de los hombres de mi vida. Una verdadera persona y un gran amigo. Sincero, callado, y siempre sonriente va caminando ayudando y dando una mano a quien lo necesita. De chica tengo infinitos recuerdos de las bromas y juegos que hacía conmigo, fui como su play móvil de carne y hueso. Me hacía la vida imposible, pero siempre terminaba sacándome una sonrisa. Hoy, de grande, me escucha. Es un buen oído, aunque a veces tengo la sensación de que le agarra ese "no sé que" al darse cuenta de que no soy mas la chiquita que iba al colegio con la pollerita y la mochila. Se preocupa por mi y lo que siento... pero lo mas importante es que me lo hace notar. Esta ahí. No solo para mi, si no para todos sus afectos. Hoy lo veo casado, llevando adelante una casa, haciendo feliz a la mujer que eligió y me agarra una sensación de orgullo muy placentera. Me inspira admiración. La vida siempre parece que le sonríe, será porque él siempre le sonríe a la vida. Positivo como él, pocas personas hay. Y no creo que haya sido fácil, si me pongo a pensar que siendo a penas un chico se quedo como único hombre de familia con tres mujeres. Es puro relax, tanto que aunque tenga su casa en obra o patas para arriba igual te invita a comer o a tomar unos mates. No tiene drama ni intereses encontrados.
Mi hermana, por otro lado, con los casi 7 años de diferencia entre su edad y la mía es una mujer que adoro. Diferimos en la mayoría de las cosas. A veces siento que somos el agua y el aceite. Ella tan pasional, y yo muchas veces tan racional. Elige vivir el día a día. Gasolera como ella sola puede ser, pero una amiga como pocos saben ser. Un pajarito a la hora de sensibilizarnos y una leona a la hora de enojarse. Si, sin dudas, mi hermana salio polvorita. Vino a este mundo en un embase chiquito pero creo que llegó para hacer cosas grandes. Puro impulso, hace y deshace historias, modificando su camino a medida que lo transita. Ella va resolviendo las cosas cuando se le presentan, cero estructura, bien al revés mío. Un día se levantó siendo el mejor promedio de economía en la facultad, y al otro siendo actriz. Un año fue Laura Ingalls viviendo en el campo, y despues a viajar por Europa con una valija y un sueño que alcanzar. ¿Cómo no quererla? Si cuando empieza algo lo hace con una ilusión y una sonrisa que son pura adoración. Sin caer en la comodidad, siempre busca la felicidad. Ella cocina, yo pido delivery. Ella quiere salado, yo siempre voy a lo dulce. Ella ensucia, yo limpio. A la hora de vestirse, ella crea e inventa mientras yo voy a lo clásico y armado. Pone una tela sobre este sillón, un florero acá y un portarretrato allá y te decora cualquier ambiente. Yo soy una negada para eso, voy directo al blanco o al negro y la admiro por su talento. Me mira y/o me escucha y sabe lo que me pasa, lo que no me pasa, lo que quisiera que me pase. Ella es bien distinta a mi, pero la gente saca en seguida que somos hermanas. Tenemos los mismos gestos y herede todos sus tics con el pelo. Somos diferentes, pero unidas para siempre. Ella sabe que estoy.
No tengo palabras para describir lo que siento hacia ellos. El verdadero reflejo de un amor sin condiciones. No se exige nada a cambio, solo abrazos y palabras que reconfortan. Estoy feliz de poder contar con ellos. Me hacen sentir que nunca voy a estar sola. No importa lo que pase, ni en cuantas cosas diferimos, no importan sus errores ni tampoco importan los míos. Son relaciones en las que uno no juzga, no apunta con el dedo los errores, simplemente se aceptan. Es la clase de amor y de relación que te hace creer en lo linda que es la vida y en lo afortunados que somos si cuidamos la familia.