Monday, September 04, 2006

¿Quién dijo que no existen las segundas oportunidades?

Existen personas que nos dejaron una huella marcada en su paso por nuestra vida que es tan imborrable, como lo son nuestras marcas de nacimiento. No existe nada que pueda borrarlas o sacarlas. No existe nadie que pueda sanarlas y quitarlas. Son marcas invisibles, que uno tiene guardadas.
Palabras, gestos, miradas o caricias. Anécdotas, juegos, recuerdos y memorias, que las llevamos escondidas tan adentro nuestro que es imposible encontrarlas. Cuando lo perdí, me invadió una sensación, imposible de describir. Uno simplemente lo tiene que vivir. No hay preparación, no hay explicación, no hay nada que se pueda parecer. La impotencia, la bronca y el dolor, la mezcla de cosas y sensaciones que te invaden, dejándote sin posibilidad de respirar.
La vida es así. Un día empieza y un día se termina. Fácil decirlo, difícil sentirlo.
Pero cuando creemos que todo se termina, cuando creemos que todo esta perdido, siempre se abre una ventana. Como si nos escucharan, como si todo estuviera perfectamente planeado para que las personas no se rindan ni se den por vencidas. Como si existiera una conspiración entre planetas, soles y lunas para que las personas cuando se caen al rió no se queden sumergidos en el, abriéndose a su paso esa ventana, esa salida... que se abrio con un nombre, y yo simplemente atiné a llamarlo: él...
No hubo reemplazo, no hubo un cambio. Simplemente una persona mas se unió a mi camino, y comenzó a caminar conmigo, dándome su mano y dándome un espacio. Compartiendo sus cosas con las mías. Compartiendo su vida con la nuestra. Consejos ante problemas. Sonrisas ante lágrimas. Apoyo frente al llanto. Miradas cómplices. Nuevos códigos, nuevos momentos. Charlas hasta altas horas de la noche. Palmadas en la espalda cuando no encontraba consuelo frente a las crisis que puede tener una chica de mi edad. Risas continuas sobre cosas chiquitas e insignificantes, pero que con él tienen un sentido especial. El... simplemente apareció, para verme crecer. El estuvo conmigo, así me lo hizo sentir y me lo hace sentir todos los días de mi vida, desde la mañana a la noche.
Sus retos, sabios y correctos, aparecen de vez en cuando para hacerme notar algo que estoy haciendo mal. Sus felicitaciones me hacen recordar que estoy por el camino adecuado, tratando de hacer las cosas bien. Su cariño esta en todos lados, desde el momento en que llega a casa, hasta que se va a dormir. Su amor me hizo feliz. Su enseñanza contribuyo a lo que soy hoy. Él respeto me enderezo. La confianza me levanto.
Formamos una familia, una familia que día a día me sorprende, con sus puntos buenos y sus puntos no tan buenos, pero siempre fuerte, indestructible... llena de valores, que forman a la mujer que se esta formando en mi.
Como agradecerle a la vida esta persona que nos puso en el camino. Como contradecir al destino si este viene con personas tan valiosas, como lo es él. Como querer cambiar algo de mi vida, si hoy soy increíblemente feliz. Como cuestionar la existencia de alguien superior que siempre nos pone cosas buenas en el camino.
La vida todos los días te cruza con personas, que hay que cuidar, que hay que retener y valorar. Uno sabe quienes son esas personas que te van a acompañar siempre. Uno sabe quien vale la pena y quien no. Uno sabe a quien querer y a quien no. Uno sabe a quien ayudar y a quien obviar. ¿Como puedo hacer para describir semejante amor incondicional que recibo todos los días de parte de el? ¿Como explicarle el hecho de que contribuyó tanto en mi, que hoy ya forma parte de mi misma?
Me apego a la idea de creer y pensar de que él va a estar siempre conmigo, que alguna vez va a caminar conmigo, en una iglesia, cuando yo crezca y quiera formar mi familia. Me apego a la idea de que los hijos que no tengo, alguna vez lo van a llamar abuelo. Me apego a la idea de los domingos comiendo asados con el y con toda nuestra familia. Me apego a la idea de que él fue un regalo de Dios, o quizás de mi papa, que puso a este hombre en mi camino, para que me cuide y me haga sentir tan querida como lo hubiese hecho él mismo...

(Te quiero Ri)